No Hay Productos en el Carrito
A la mayoría de adultos nos gusta conocer cosas nuevas, experimentar nuevos sitios o simplemente salir de la rutina. Pero para los niños esto puede ser una tragedia. Y esta falta de constancia hace que se sientan agotados, irritables y hasta depresivos.
Te has preguntado ¿Por qué a tus hijos les cuesta cambiar de una actividad a otra? O simplemente, ¿Les cuesta trabajo que sigan una rutina? Los niños desde muy temprana edad les gusta saber que van hacer y por eso crear rutinas es la clave para un mejor desarrollo en los niños y menores dramas para los padres.
Antes de cambiar una actividad es importante que les hables de lo que va a pasar. Por ejemplo, si empieza colegio grande o un nuevo jardín infantil, cuéntales como será su día. Por ejemplo, “Llegarás a un salón con nuevos amigos y encontrarás otro adulto que te enseñará cosas nuevas”. Si en vez, se van ese fin de semana de paseo descríbeles desde principio a fin lo que van hacer “Vamos en el carro a un sitio lleno de verde, con animales, piscina y en donde estaremos jugando todo el día. Sólo será por dos noches”.
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Una buena mañana comienza con una planeación desde la noche anterior. Si, por ejemplo, empezó colegio y antes se despertaban a las 7 a.m., pero ahora con el tema de las rutas escolares la despertada es a las 5 a.m. es importante que se lo comuniques desde una semana antes. Por ejemplo, que se deben dormir más temprano porque tienen que despertarse más temprano. Si se molesta incentívalos con algo emocionante que puede suceder en una madrugada, por ejemplo, escuchar cómo los pájaros cantan en las mañanas o ver cómo se esconde la luna y sale el sol, de paso le explicas que eso se llama el amancer.
Para empezar, pensemos que se están creando nuevos hábitos. Tales cómo; cenar a una hora determinada seguido por la lavada de manos, dientes, ponerse el pijama, leer un cuento en la cama y acostarse a dormir. De esta manera estas empezando a crear una rutina que se debe cumplir todas las noches. Te sorprenderás si una noche se te olvida una de estas actividades preestablecidas, pues ellos te la recordarán!
Lo mismo debemos hacer para las actividades de las tardes. Cuando lleguen de sus actividades escolares, pueden almorzar o comer sus onces. Después revisan la agenda para ver si hay tareas, si las hay se sientan a hacerlas. Si te reclama que quiere jugar le dices que antes del juego viene la responsabilidad (que esta o una frase similar sea constante para que sepa que hace parte de la rutina diaria). Una vez terminadas las tareas, puede tener su rato de juego y luego empiezan con la rutina nocturna.
Felicita el buen comportamiento! Si tu hijo siguió las reglas y llegó la rutina de la noche a la hora adecuada, prémialo con algo que creas le guste. Por ejemplo “hoy yo te ayudo a ordenar los juguetes ya que cumpliste con tus responsabilidades”.
Recomendamos poner una alerta en tu celular a la hora en la que debes empezar con esta rutina nocturna para que siempre sea a la misma hora y tus hijos puedan mantener la constancia de lo que se hace día a día. El éxito de crear reglas es que el adulto las cumpla. Así que, si llego la hora de la cena y aun estás trabajando, hablando por celular o viendo una película, deja todo a un lado pues la crianza viene primero y este será el éxito de una buena relación con tus hijos.